Dear Brothers and Sisters,
One of our parishioners, who is very involved in some ministries, shared something with me that stayed in my memory and in my evangelizing heart. For many years she has been inviting her husband to come to church, however, he has not wanted to come. But this past December, she invited him to the ministers' dinner that we had at the facilities of our neighboring Lutheran church. He agreed to accompany her. Our parishioner was very happy because her husband was with her at a church event. She recently told him about our project to build a new building and he is open to support us as a family.
I share this with you because it is very common that some members of our families and our community in general, despite being Catholic, have stopped participating in parish activities, especially in the Eucharistic celebration. For this reason, the Archdiocese is challenging all parishes to be creative and look for ways in which people can approach our parishes through something called 'soft entry points.' It is about organizing activities outside of Mass in which people can rediscover the presence of God and the joy of being part of the Christian community. Hopefully through a good experience, excellent hospitality, and a time of fraternity, they can gradually enter into the life of the parish community.
I ask all ministries and pastoral groups to be open to honest conversations about how we are carrying out our mission. May we reflect on those things that have been done for a long time to evaluate whether they are truly linked to the mission of the church and whether they are bearing fruit of Christian life. I hope that we can then have the courage and strength to change what is necessary for the good of the group, the parish, and the church in general. Let us not be afraid to change what is necessary in order to be more fruitful. Pope Francis has said, “At times we are overcome by laziness; we prefer to sit and contemplate the few sure things that we possess, rather than getting up and looking to new horizons.” Everything can always be better than it already is. Let us not stop dreaming as a community. Let us not underestimate the creative power of the Holy Spirit in us to help more people come closer to God, even if it is a slow process. Courage, brothers and sisters, let us raise our gaze toward new horizons.
Fr. Robinson Ortiz
Pastor
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Queridos Hermanos y Hermanas,
Una de nuestras parroquianas, quienes está muy vinculada en algunos ministerios, compartió algo conmigo que se me quedó en la memoria y en mi corazón evangelizador. Por muchos años ella ha estado invitando a su esposo para que venga a la iglesia, sin embargo, él no ha querido acercarse. Pero este diciembre pasado, ella lo invitó a la cena de ministros que tuvimos en las instalaciones de nuestra vecina iglesia luterana. Él aceptó acompañarla. Nuestra parroquiana estuvo muy contenta porque su esposo estuvo con ella en un evento de la iglesia. Hace poco ella le comentó acerca de nuestro proyecto para construir un nuevo edificio y él está abierto a colaborar como familia.
Les comparto esto porque es muy recurrente que algunos miembros de nuestras familias y de nuestra comunidad en general, a pesar de ser católicos, han dejado de participar en las actividades de la parroquia, especialmente en la celebración eucarística. Por esta razón, la Arquidiócesis nos está retando a todas las parroquias para que seamos creativos y busquemos maneras en las que las personas puedan acercarse a nuestras parroquias por medio de algo llamado ‘puntos de entrada suaves’. Se trata de organizar actividades fuera de la Misa en las que las personas puedan ir redescubriendo la presencia de Dios y la alegría de hacer parte de la comunidad cristiana. Ojalá que por medio de una buena experiencia, excelente hospitalidad, y convivencia fraterna, ellos puedan ir adentrándose poco a poco en la vida de la comunidad parroquial.
Pido a todos los ministerios y grupos pastorales que estemos abiertos a conversaciones honestas acerca de cómo estamos llevando a cabo nuestra misión. Que podamos reflexionar acerca de aquellas cosas que se han venido haciendo por mucho tiempo para evaluar si verdaderamente está unidas a la misión de la iglesia y si están dando frutos de vida cristiana. Ojalá que podamos entonces tener la valentía y fortaleza de cambiar aquello que sea necesario por el bien del grupo, de la parroquia y de la iglesia en general. No tengamos miedo a cambiar lo que sea necesario con tal de ser más fructíferos. Lo ha dicho el Papa Francisco, “A veces nos abruma la pereza y preferimos quedarnos sentados a contemplar las pocas cosas seguras que poseemos, en lugar de levantarnos para dirigir nuestra mirada hacia nuevos horizontes.” Todo siempre podrá ser mejor de lo que ya es. No dejemos de soñar como comunidad. No desestimemos el poder creativo del Espíritu Santo en nosotros para ayudar a que más personas se acerquen a Dios, incluso si es un proceso lento. Ánimo, hermanos y hermanas, levantemos la mirada hacia los nuevos horizontes.
P. Robinson Ortiz
Párroco